Sol de la mañana
óleo sobre lienzo 81x 128 cm
Colección privada
Sorolla pasó el verano de 1901 , junto a su familia en Valencia , pintando en la playa de la Malvarrosa varios cuadros, la mayoría con figuras de gran tamaño , protagonizados por pescadores atareados en las distintas faenas del mar . Entre ellos realiza simultáneamente dos lienzos de igual formato y composición también prácticamente idéntica y que titula
respectivamente Sol de la mañana y Sol de poniente . Este último adquirido en 1902 por al artista por Alejandro de Anitua en 8-000 pesetas, desapareció en Bilbao durante la guerra civil , conociéndose su composición gracias a una interesante fotografía , en la que puede verse a Sorolla pintándolo en la playa protegido por un tenderete de toldos y una sombrilla.
De la pareja Sol del poniente debió ser el primero en pintarse, ya que se conserva de él un dibujo preparatorio-apenas el croquis de una primera idea en la mente del artista -que ya esboza sin embargo los elementos fundamentales de la composición, situando las dos figuras principales-un pescador y una pescadora-en el primer término medio cuerpo junto a la barca. El hombre cubierto con sombrero de ala, lleva una blusa oscura y el brazo caído, igual que en el lienzo que Sorolla está pintando en la fotografía.
Seguramente satisfecho por los resultados de esta primera versión, el artista pintaría casi simultáneamente esta esplendida variante, quizás el lienzo de mayor refinamiento pictórico de esta campaña estival, con el que alcanza nuevas conquistas compositivas y atrevidas formulaciones en los encuadres y perspectivas de este tipo de escenas que desarrollará en los años siguientes.
Así, sitúa las dos figuras principales a la izquierda del lienzo y en el plano más inmediato al espectador . El hombre lleva una blusa blanca y acoda el brazo en jarras, variando así su posición respecto de la primera versión, mientras la mujer se protege la cabeza del sol bajo un ligero pañuelo henchido por el aire que oculta su rostro y se arremanga la blusa para cargar el cesto con los pescados sobre la cubierta. El escorzo de la barca enfilado hacía el mar , dirige la mirada al fondo, donde puede verse a otro pescador faenando con una gran nasa mientras que un tiro con varias yuntas de bueyes, remolcan otra barca hacía la playa, entre los brillos tintineantes del reflejo del Sol de la mañana sobre las olas de la costa, que dibuja en su horizonte la silueta de otra barca y un claro cielo con nubes.
En efecto, Sorolla conjuga en este lienzo un nuevo tipo de encuadre de gran audacia claramente deudor de la estética fotográfica de ese momento en su entorno familiar, tan vinculado a su propio lenguaje estético, desplazando a una lado del primer término este extremo a los personajes que marcan el punto de perspectiva de su profundidad espacial. Los representa de medio cuerpo con una fractura briosa y enérgica, que capta los reflejos de la luz y la brisa maritima en sus ropas, para desplegar tras la barca y la vela una panorámica del paisaje costero de infinita lejanía, en el que se desenvuelven el resto de las figuras, descritas con toques jugosos y breves de pincel, extraordinariamente sutiles en los brillos plateados que destellan por toda la superficie del agua hasta fundirse en un horizonte lejano. Este vertiginoso efecto de fuga , en el que reside el mayor atractivo del cuadro está utilizado por Sorolla en otros cuadros inmediatamente posteriores de idéntico carácter aunque de resultados pictóricos algo más contenidos como el conocidoPersadoras valencianas de igual formato, medidas y estructura compositiva, aunque en posición invertida.
Mercedes Tamara
18 -10-2012
Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa
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