jueves, 16 de mayo de 2013

EL PALLETER DECLARANDO LA GUERRA A NAPOLEÓN JOAQUIN SOROLLA


EL PALLETER DECLARANDO LA GUERRA A NAPOLEÓN 1884
El Palleter declarando la guerra a Napoleón
óleo sobre lienzo 154 x 205 cm
Valencia , Diputación de Valencia, en depósito en el
Palau de la Generalitat





Desde que se matriculara a los quince años de edad como alumno de la escuela de  Bellas Artes de San Carlos en su Valencia natal, el joven Joaquín Sorolla siguió los mismos pasos que el resto de los condicíscipulos de su generación para procurarse un sólida formación que colmara sus aspiraciones de llegar a ser un día un gran pintor. Además de progresar en sus clases y viajar a Madrid para estudiar de primera mano las obras maestras de los grandes pintores del Museo del Prado, el objetivo prioritario para joven con anhelos de convertirse en un verdadero artista era marchar a Italia, experiencia imprescindible para conocer en profundidad la herencia del mundo antiguo, y sobre todo , estudiar la pintura de los grandes maestros del pasado.

Así, cuando el 11 de junio de 1884 la Diputación de Valencia publicó su convocatoria para conceder una pensión de pintura para estudiar en Roma , Sorolla se presentó  junto a otros diez aspirantes decidido a conseguir el ansiado viaje que completaría su aprendizaje y enriquecería su personalidad como pintor. Al no tener todavía aprobada la asignatura de Teoría e Historia de las Bellas Artes, tuvo que ser previamente examinado de esta materia por el tribunal para admitir su solicitud.

Como era costumbre dentro de este tipo de concursos de naturaleza académica , la oposición consistía en tres ejercicios eliminatorios , todos ellos pintados al óleo y de la dificultad progresiva , exigiéndose en el primero de ellos el dominio del desnudo, a través de una Academia del natural . En el segundo ejercicio se valoraba la habilidad  del alumno para la composición de un paisaje narrativo de argumento, en un pequeño boceto , denominado " prueba de tanteo ", que había de ejecutarse en un día . Su tema, en este caso religioso, habría de presentar a Isaac bendeciendo a Jacob y fue escogido a suerte entre otros doce entre el opositor más joven. Tan sólo resultaron  aprobados en este segundo examen el propio Sorolla y Constantino Gómez Salvador ( 1864-1937 ) , luego pintor de cierto renombre. Ambos se enfrentaron al tercer y último  ejercicio , consistente en pintar un gran cuadro histórico valenciano, que había de representar El Palleter declarando la guerra a Napoleón, escogido por sorteo, entre  otros dos, también de argumento local.


Así, en esta oposición brindaba de nuevo la oportunidad a Sorolla para abordar un  pasaje de la historia de España más contemporánea , concretamente de la Guerra  de la Independencia, que había finalizado apenas setenta años antes , y a la que el joven pintor ya se había aproximado ese mismo año con su monumental cuadro  Dos de mayo , premiado con la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid , ilustrando entonces uno de los episodios madrileños más heroicos de esta contienda.


Le correspondía ahora recrear el paisaje más popular ocurrido en Valencia durante  la guerra contra los franceses . Tras difundirse el 23 de mayo de 1808 en esa ciudad la noticia del cautiverio de la familia real y la instauración del nuevo gobierno intruso en Madrid , publicada en los periódicos y gacetas que se vendían en la placeta de  les Panses , cercana al mercado . Vicente Domènech, un hombre " palleter " que  se gana la vida vendiendo pajillas para encender la lumbre de los hogares, arengó  a sus conciudadanos para alzarse contra el invasor al grito de " Viva Fernando VII y mueran los traidores " que daría comienzo a la sublevación del pueblo de Valencia  contra las tropas napoleónicas.



Así Sorolla representó el valeroso Palleter lanzando desafiante su encendida proclama subido sobre una silla de enea y enarbolando su improvisado pendón hecho con un jirón de faja prendida a una caña, una estampa de la Virgen de los Desamparados y otra con un retrato legítimo rey Fernando. En su enfurecida rebelión, arruga en su otra mano un pliegue de papel timbrado del gobierno intruso para mostrar su desacato ante un multitudinario tumulto de gentes que acuden al mercado, arremolinadas en las escalinatas del edificio gótico de la Lonja de la Seda , identificable por el escudo de su esquina que asoma por el borde superior del cuadro-Todos ellos se agitan gritando encendidos por la arenga del Palleter contra el invasor distinguiéndose entre la muchedumbre a un monje con sus hijos, huérfanos , mercaderes y valencianos de toda condición , asomando en el extremo izquierdo los toldos de un puesto de mercado.



El cuadro, de composición y alcance bien distinto al Dos de mayo , muestra sin embargo como aquél los mismos patrones utilizados por Sorolla para ambas escenas históricas, género que tan sólo asomará en este momento de la producción juvenil del artista y siempre vinculado a concursos públicos. Así , el gusto por abarrotar la escena de figuras en movimiento, con el deseo juvenil de demostrar sus capacidades  en el manejo de grandes masas de personajes , habituales en este tipo de grandes  máquinas históricas , la insistencia en la expresión extrema del dramatismo de sus  actitudes y cierto confusionismo en el amontonamiento de los personajes distribuidos por todo el espacio de la escalinata no enturbían, sin embargo los logros de esta espectacular composición, en muchos aspectos superior al monumental  lienzo del artista premiado en Madrid , ese mismo año.



En este lienzo queda claramente de manifiesto la habilidad de Sorolla para esculpir cada una de las figuras con un dibujo apurado y extremados contraluces de calidades especialmente atractivas en personajes como el huertano y el clérigo  situados de espaldas al espectador al pie de la escalera. Igualmente , el joven artista
demuestra ya su capacidad de observación de los distintos tipos en su gesticulación, así como la situación de cada uno de ellos en el espacio, perfectamente distinguibles en su individualidad a pesar del tupido entramado del gentío que jalea al valiente  Palleter. Pero , sobre todo, la aportación fundamental que, Sorolla hace al género  histórico en estas obras juveniles es la ambientación de la escena en un espacio al aire libre ; novedad que ya había introducido en su gran lienzo madrileño y que aquí resulta especialmente atractiva en el manejo de la intensa luz del sol valenciano que ensombrece las profundidades del fondo de las gradas y destaca con un vibrante  juego de luces y sombras los personajes del primer término, sugiriendo con gran  audacia el espacio del mercado en que tiene lugar el episodio asomando tan sólo  los toldos del puesto de la izquierda , en marcado contraluz . Junto a ello, Sorolla juega con la definición de los diferentes planos de la composición , dejando apenas esbozados algunos rostros diseminados entre la muchedumbre, mientras concreta  con toda precisión las figuras que marcan las diferentes referencias espaciales ,  como la mujer con una cesta que lleva a su hijo en brazos situada en el extremo derecho del primer término de una monumentalidad rotunda, o el huèrfano de al lado contrario que extiende su brazo mientras responde al grito del Palleter.


Mercedes Tamara 

16 -mayo-2013



Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa


martes, 7 de mayo de 2013

MARIA CONVALECIENTE JOAQUIN SOROLLA

MARIA CONVALECIENTE 1907
María convaleciente
óleo sobre lienzo 60,5 x 90,5 cm
Museo de Bellas Artes de Valencia





María convaleciente es uno de los cuatro retratos que realiza Sorolla a su hija María al aire libre en La Angorilla , una linea situada en los montes de El Pardo, donde la primogénita, enferma de tuberculosis se recuperaba.



Esta obra, al igual que La convalecencia de mi hija o María enferma en el Pardo había sido datada en 1906 a partir de la fecha puesta por el pintor , equivocadamente, en este último cuadro. Como las cartas que se cruzaron Sorolla y su mujer durante los meses que duró la estancia de su hija en los montes de El Pardo estaban sin fechar, porque eran enviadas diariamente a La Angorilla a través del chofer de los dueños de la finca o del portero de la casa de Sorolla, ha sido necesario conocer el contenido del epistolario de Sorolla a su buen amigo Pedro Gil Moreno de Mora, quienes si  fecharon sus cartas, para saber que el traslado de la familia Sorolla a la finca de sus amigos Carlos y Eulalia de Urcola tuvo lugar el 14 de mayo de 1907, más de treinta  años después de iniciarse los episodios de fiebres altas que padecía María, cuando  estos ya empezaban a remitir, El epistolario de Sorolla con Clotilde se inicía, pues, una vez pasada la gravedad de la enfermedad de María, cuando el artista reparte  su tiempo entre su estudio de Madrid , donde pinta fundamentalmente retratos y los montes de El Pardo, donde retrata a sus hijas María y Elena, al tiempo que pinta paisajes de la sierra . En Madrid le acompaña frecuentemente su hijo Joaquín , que  continuaba con sus estudios en el Instituto Libre de Enseñanza.



Basándonos en esta documentación podemos saber con seguridad que este retrato solo pudo ser pintado a partir del momento en que María se traslada a El Pardo, ya en 1907, como acabamos de ver, y cuando empieza a sentirse algo mejor, no antes de  los primeros días de febrero.




En los dos primeros retratos que pinta a su hija en El Pardo , María convaleciente y María en el Pardo , es más patente el deterioro de salud de la muchacha que los que pinta a continuación- La convalecencia de su hija y María pintando en el Pardo . En  ellos Sorolla expresa los miedos y dudas que tenía respecto a su curación . Estos cuadros son sombríos a pesar de estar pintados al aire libre y en días despejados.Son reflejo de ese estado de angustia en el que Sorolla se encuentra cuando escribe  a su amigo Pedro refiriéndose a su hija: " Ay, Pedro de mi alma, cuánto lloro al mirarla, es una sombra de lo que fue ".



El retrato de María convaleciente debió ser el primero de la serie y lo pinta intencionadamente desde un punto de vista muy alto, con un encuadre muy moderno.La figura de María, recogida en un rincón del primer término en sombra , aparece pensativa, angustiada, sobre un fondo iluminado por el sol, cubierto casi en su totalidad por un muro de ladrillos de vivienda que habitaban y donde María parecía resguardarse del viento. Además de ser esta obra un claro reflejo del estado de su padre al pintarla, lo es también del padecimiento de la joven.

Sorolla regaló María convaleciente al abuelo de su hija , el fotógrafo valenciano Antonio Garcia Peris, probablemente por la composición tan fotográfica de la obra,algo que el pintor adquirió gracias a él en sus años de formación , y que es en buena parte la que proporciona modernidad al retrato


Mercedes Tamara


7 - mayo-2013

Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa


jueves, 2 de mayo de 2013

CLOTILDE PASEANDO POR LOS JARDINES DE LA GRANJA JOAQUIN SOROLLA

CLOTILDE PASEANDO POR LOS JARDINES DE LA GRANJA 1907
Clotilde paseando por los jardines de la Granja
óleo sobre lienzo 170 x 100 cm
Museo Nacional de las Bellas Artes de Cuba, La Habana





Durante su estancia en la Granja , aprovecha también para pintar a su familia ,especialmente a su mujer y su hija María. Este interés por el lado femenino,viene remarcado también por la exquisitez con la que afronta sus retratos , todos al  aire libre, en posturas elegantes y serenas.



Su amor por la pintura al aire libre, a la que sería fiel durante toda su vida , le lleva a plasmar en sus lienzos las diferentes luminiscencias y tonalidades de la luz, sean cuales sean las condiciones atmósfericas. Por supuesto, éstas no pueden ser las  mismas en una zona del centro peninsular que en sus queridas playas valencianas. Sabe captar , con inmenso acierto , esa luz solar característica de esta zona serrana ,empleando una paleta más matizada , aunque colmada de fuerte y brillante colorido.



El retrato de Clotilde puede desconcertar , en un primer momento , por su extraña perspectiva -de carácter fotográfico- que, sin embargo, no afecta al modelado plástico .El artista es capaz de combinar , al mismo tiempo, los aspectos más modernos del arte de su tiempo , sin traicionar nunca los medios de representación tradicional .




Maria mirando los peces, 1907
óleo sobre lienzo 80,6 x 105,5 cm
Colección particular 



En una vista transversal , de abajo a arriba , con una clara tensión diagonal -como suele hacer siempre-, la protagonista se encuentra desplazada del centro de la composición. No sabemos a ciencia cierta si es realmente un retrato o un estudio del natural , si lo importante es la presencia humana o el entorno, en el que domina  una superficie de agua en movimiento, donde se refleja la luz. Yuxtapone la reproducción de una figura modelada a base de tonalidades y un estudio de la naturaleza muy alejado del academicismo.



La dama , muy belle epoque , de claroscuro académico, cromáticamente resaltada por medio de la hábil y elegante combinación de blanco y negro y de forma casi brusca,ofreciendo una impresión aleatoria . Observamos en ella una clara inestabilidad, a través de la inclinación de su cuerpo hacía el estanque , que sugiere la posibilidad de que su silueta casi se recorte sobre el agua.

María en la Granja, 1907
óleo sobre lienzo 170, 5 x85,1 cm
Museo de Arte de San Diego, Chicago




En los retratos de su hija -donde , como si se tratara de un dueto musical emplea fundamentalmente el blanco -diluye ligeramente el contorno de la figura de María, a fin de hacerla fundir con su entorno, en una delicada red de suaves matices, en los que resalta el amarillo. Tanto en la técnica, colorido, pincelada como en el tema , recuerda especialmente a obras tempranas de Sargent -fruto de su aprendizaje junto a Claude Monet -como la titulada Dos muchachas con sombrilla en Fladbury ( Metropolitan Museum , Nueva York ) pintada en 1889; del mismo año Mujer pescando.Mrs Ormond ( su hermana Violet ) ( Tate Galley , Londres ) y de un año antes Un paseo matinal ( colección privada ).

Figuras femeninas al aire libre, captadas en poses elegantes, con un punto de vista bajo , que monumentaliza y alarga la silueta, el uso del blanco como caja de resonancia para los colores que se reflejan en él, las gamas de tonalidades exquisitamente orquestadas, la unión entre la soltura de la técnica y la contrapesada
composición , a base de lineas verticales, horizontales y diagonales...en fin, todo anticipa soluciones que le serán muy queridas y guardan especial relación con sus obras de 1909 como El paseo a orillas de mar


Mercedes Tamara 
2-mayo-2013



Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa