sábado, 27 de abril de 2013

LA FAMILIA JOAQUIN SOROLLA

LA FAMILIA 1901
La familia
óleo sobre lienzo 185 x 159 cm
Valencia, Museo de la Ciudad, Ayuntamiento
Este retrato de grupo de la familia Sorolla, fechado por el artista en 1901 , sabemos  que ya lo había iniciado a finales de diciembre de 1900 por una carta que escribe a su amigo Pedro Gil Moreno de Mora , en la que dice :


    Ahora he empezado un cuadro grande en el que retrato a toda mi familia;
yo también salgo, creo que puede ser bonito y de interés artístico. Este
                          cuadro lo destino a la próxima exposición madrileña
                                    


Dos meses después escribe de nuevo a su mujer comentándole que sigue trabajando y, a continuación , anota un expresivo : "¡ Cuánto gozarías si vieras esto ¡ ", que sin duda se refiere al cuadro, al que menciona de nuevo unos días después : " Estoy concluyendo el cuadro de la familia y queda bastante bien ".

       Como comentaba a su amigo en la primera de estas cartas, la obra la realizó pensando en la Exposición Nacional de Madrid de ese año de 1901, donde la presentó y no pasó desapercibida. La crítica en general alabó su calidad , coincidiendo todos en su impronta velazqueña y en el recuerdo a Las meninas de nuestro sevillano .Francisco Acebal escribía:

                  En La familia un conjunto de retratos : la esposa, los hijos del pintor ;el
                    pintor mismo, todos agrupados y dispuesta la escena con un dejo lejano,
                     muy lejano de Meninas , pero con el naturalismo, con la franqueza, con el
                 vigor pictórico de aquel cuadro. Bajo una capa de aparente sencillez se
                vencen en este lienzo dificultades de técnica tan grandes como el valor 
              relativo de los blancos en relación con los términos : tal ocurre con los
                 mandiles de las niñas colocadas en un primer término , otra en el fondo.
                         La graduación de la luz es otro esfuerzo artístico de esta obra ; la diversidad
               de las carnosidades según la diversa edad de las figuras , es acaso uno
        de los factores técnicos que más evocan el recuerdo de Velázquez.
     


Y Balsa de Vega citaba como el mejor cuadro de los presentados, que además era  reflejo de la " apacible calma que se adivina en el hogar del autor " . Esta paz era algoque ya había anotado unos años antes otro escritor amigo de Sorolla, Vicente Blasco Ibañez, haciendo una descripción del artista : " hombre de tranquilas costumbres, dedicado por completo al arte y la familia, apenas sale de casa y frecuenta el mundo. Su estudio parece el interior patriarcal y tranquilo de una antigua casa holandesa.

      La familia del pintor posa en un austero interior en penumbra en la que resaltan las figuras gracias a la luz cenital que las ilumina. La presencia de Sorolla en la escena a través del reflejo difuminado en el espejo, termina de dar todo el sentido al retrato familiar. Así se autorretrata, sin faltar a la verdad pictórica , de forma natural, como pintor que es, en un momento del ejercicio de su profesión , con la paleta en la mano, como hiciera Diego Velázquez ( 1599-1660 ) en Las meninas y utilizando los mismos recursos que él. El juego de las miradas de todos los retratados es realmente  genial, creándose una imagen muy elocuente de lo que en ese preciso momento estaba ocurriendo. Clotilde apoya su mano protectora en el respaldo de la silla de su hija menos, Elena y mira satisfecha, , complacida a su marido mientras los retrata. Elena, muy niña aún, observa a su padre con gesto serio y mantiene la quietud que su hermano Joaquln, novel en el oficio, necesita para dibujarla.´Éste  le observa atentamente mientras la dibuja, siendo ayudado por su hermana mayor, María, que le sujeta la tablilla en la que apoya el papel y comprueba el parecido  del dibujo con su hermana pequeña, a la que dirige su mirada en ese momento desde la penumbra. Sorolla , esposo, padre y pintor, aparece reflejado en el espejo, ligeramente inclinada, en uno de los momentos de pausa que necesita para observar a sus queridos modelos , antes de seguir pintando.

      El espejo en el que se refleja , de ancho marco holandés y cristal biselado , aparece en otras obras , así como en numerosas fotografías de su estudio. Hoy día se conserva en la sala -antecomedor de la Casa Museo Sorolla.

Existen dos fotografías en ese momento por Antonio Garcia, el suegro de Sorolla, de unas escenas familiares que sin duda le sirvieron como referencia a la hora de afrontar esta obra, especialmente la que se conserva en el Museo Sorolla, en la que el grupo familiar aparece en una posición casi idéntica. Esta fotografía sin duda la utilizó como herramienta preparatoria para estructurar su lienzo , que luego fuetransformado hasta lograr su interpretación plástica de lo que para él era un retrato
de familia.

Sorolla tituló esta obra acertadamente La familia pues, como comenta José Luis Diez, este título integra a todos los miembros de la misma, mientras que Mi familia como posteriormente se ha venido titulando , se refiere, en estricto sentido gramatical  al grupo familiar, excepto el sujeto que lo menciona.

El pintor donó La familia al Ayuntamiento de Valencia, su ciudad natal, muy probablemente en agradecimiento a su nombramiento como hijo predilecto de la ciudad en 1901, aunque mantuvo la obra durante años en su estudio, tal y como podemos comprobar en las fotografías que realizó Franzen en 1906. Sabemos con  seguridad que en 1910 se expuso ya como propiedad municipal.


Mercedes Tamara 
27 -abril-2013


Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa

jueves, 25 de abril de 2013

CERCA DEL MAR ( FATATA TE MITI ) PAUL GAUGUIN

CERCA DEL MAR ( FATATA TE MITI ) 1892
Cerca del mar ( Fatata te Miti )
óleo sobre lienzo 68 x92 cm
Washington, National Gallery





El cuadro une dos bronceadas figuras femeninas vistas de espaldas. metidas en el  agua hasta la cintura, con una extraordinario primer plano que semeja una tela Liberty en tonos malva, anarajando y amarillo.




Las magníficas espaldas de las tahitianas, surcadas por las cabelleras mojadas, son uno de los motivos predilectos en las obras de este período , desde las vigorosas Tahitianas en la playa del Metropolitam Museum de Nueva York hasta La mujer a la orilla del mar del Museo Nacional de Buenos Aires, o La luna y la tierra del Museum of Modern Art de Nueva York. Pero el homenaje más extraordinario a la espalda tahitiana, realizado enla misma época, es indudablemente Otabi ( Sola ) con la  figura de bruces sobre la arena , con las piernas dobladas a los lados del cuerpo en una postura de abandono casi animal.




En esta fecunda y feliz época de su primera estancia tahitiana , Gauguin se muestra especialmente fascinado por el tema de las mujeres en la playa , siempre retratadas en pareja; probablemente en su Teh`amana con una amiga, entregadas a sus inocentes placeres del baño o de la conversación ante los ojos admirados del pintor.




Aquí, las dos mujeres le vuelven la espalda para meterse en el agua: la de la izquierda, captada en el momento de lanzarse al agua, y la de la derecha , quitándose el pareo para sumergirse desnuda en la laguna , ante la vista ( fuera del campo ) del pescador  con el arpón, cuyo torso aparece en la parte superior del cuadro. El primer plano-un ángulo de playa rosa salpicada de hojas y una enorme raíz que corta horizontalmente la composición con una prolongada curva -es un ejemplo extraordinario de pintura  rítmica y decorativa . En el centro de la escena , una mata de flores y un rojo sangre es el centro de la imagen de un paraíso cálido y lozano.


Mercedes Tamara 
25 -abril-2013

Bibliografía : Paul Gauguin , Edit Biblioteca El Mundo



domingo, 21 de abril de 2013

MARIA PINTANDO EN EL PARDO JOAQUIN SOROLLA

MARIA PINTANDO EN EL PARDO 1907
María pintando en el Pardo
óleo sobre lienzo 90x 106 cm
Colección particular





Sorolla pintó en La Angorilla, cuatro retratos de su hija María, todos ellos en el exterior , al aire libre. De ellos solo uno, el último, María pintando en el Pardo, nos muestra a su hija ya curada. Ejecutado pocos meses después de La convalecencia de mi hija o María enferma en el Pardo ilustra maravillosamente el nuevo sentir de Sorolla ante la notable mejoría de su hija, patente  en esta obra.




La familia Sorolla se había trasladado a La Angorilla a mediados de enero de 1907, por lo tanto, el primer retrato de María en el Pardo debió pintarlo el artista durante el mes de febrero . A  finales de ese mes y hasta mediados de marzo debió realizar el segundo. El tercero y último  de la serie de María enferma lo debió pintar en el mes de abril y este cuadro de su hija curada y pintando , el último realizado en El Pardo, tuvo que crearlo en el mes de junio.




En María pintando en el Pardo, Sorolla retrata a su hija mientras pinta a pleno sol bajo la misma sombrilla que aparecía insinuada en María enferma en el Prado . El fondo de la obra es un paisaje  cercano, no existe lejanía. A pesar de la seriedad de la joven, concentrada en el acto de pintar, es un cuadro que trasluce todo él alegría. Sin duda, refleja la felicidad de Sorolla al contemplar a su hija sana , que además empieza a dar los primeros pasos en su mismo oficio. Para Sorolla no existía mayor felicidad que dedicarse a la pintura, y así lo expresaba a menudo : " Solo se puede ser feliz siendo pintor, aseveración que viene de ese entender la pintura como parte fundamental de su vida. A partir de ese momento las cartas que se cruzan entre padre e hija están llenas de  consultas y consejos. En ellas siempre le recomienda que pinte al aire libre y con colores, como los pintores modernos, y que haga siempre aquello que sienta.




Tras el restablecimiento de su hija , la familia se trasladaría a La Granja de San Idelfonso, donde María terminaría su convalecencia y donde Sorolla seguiría retratándola al aire libre. Existen además de este cuadro, dos estudios en los que aparece de nuevo María pintando: el primero de 1905, fue realizado en el jardín de la casa de la calle Miguel Angel y el segundo, en 1908, de formato grande, en el interior

de su estudio.



Mercedes Tamara 
21-abril-2013

Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa



sábado, 20 de abril de 2013

RAMÓN PÉREZ DE AYALA EN EL JARDÍN DE LA CASA DE SOROLLA JOAQUÍN SOROLLA

RAMÓN PÉREZ DE AYALA EN EL JARDÍN DE LA CASA DE SOROLLA 1920
Ramón Pérez de Ayala en el jardín de la casa de Sorolla
óleo sobre lienzo 64,2 x 95,5 cm
Colección Pérez de Ayala








Ramón Pérez de Ayala ( 1890-1962 ) fue una de las figuras más cosmopolitas de las  letras españolas de su época. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo,  se trasladó a Madrid para realizar sus estudios de doctorado, abandonando su  carrera para dedicarse a la literatura y la filosofía , destacando como novelista,  crítico, ensayista y poeta. Viajero empedernido , realizó prolongadas estancias en  Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos e Inglaterra, siendo embajador durante la  Segunda República en este último país, donde posteriormente le concedieron el doctorado honoris causa por la universidad de Londres. Al igual que muchos intelectuales españoles de su época, tenía vivo interés por las artes visuales y él  mismo se interesó por la pintura y el dibujo, recibiendo clases en su adolescencia,  algo que no dejó de practicar durante toda su vida.






Fue coleccionista de pintura y retratado por José María López Mezquita ( 1883-1924 )  Miguel Viladrich ( 1887-1956) Daniel Vázquez Diaz ( 1882-1969 ) , Ignacio Zuloaga  ( 1870-1945) y Joaquin Sorolla, posando para este último, en dos ocasiones en el  año 1920.






No ha de extrañar , por tanto, que escribiera numerosos ensayos sobre arte, en los  que incluye sus apreciaciones sobre diversos pintores , entre los que se encuentra  Sorolla. A Sorolla, como reconoció en su momento, tardó en conocerlo y apreciarlo como  artista, pero llegó a impresionarle de tal modo su arte y, sobre todo, su capacidad  para pintar la luz, que es la condición de la existencia de las cosas visibles , que  escribía en la prensa de Buenos Aires en 1943.



      



Sorolla en lo suyo-claridad de retina y seguridad de mano para saber reproducir en una sintesis inmediata y perfecta lo que sólo él sabía ver - descuella sobre los demás pintores . Y no es ya que descuelle ; es que nadie se le aproxima ni se le parece. El pincel de Sorolla es una haz de hebras solares que no iba dejando materia opaca sobre el lienzo , sino radiaciones puras (.....) Sorolla era la virtud por autonomasía , el pintor auténtico en estado de naturaleza.






Pérez de Ayala es el escritor que mejor entendió a Sorolla. Es indudable que mientras posaba habían hablado mucho de arte y de la vida. Su privilegiada  sensibilidad para percibir la calidad de su obra y su facilidad para transmitirnos  
esas " impresiones " que plasmaba el artista y que explicaba como " emociones  pasivas en la playa de Valencia " .



Para Pérez de Ayala Sorolla formaba parte de de la gran trinidad universal de la  pintura española contemporánea junto a Ignacio Zuloaga y a Hermen Anglada  Camarasa ( 1871-1959 ) correspondiéndole el papel de de Jesucristo: El Jesús 
de la ley nueva ; la gracia sobre el mundo ; plenitud de los tiempos ; sol de  mediodia , optimismo infantil, amor por todas las cosas ; los evangélicos  mediterráneos .





Los dos retratos pintados por Sorolla de Ramón Pérez de Ayala son muy diferentes a pesar de estar pintados en fechas próximas . El primero se conserva en la Hispanic Society of America y fue realizado por encargo de Archer M. Huntington. 
Este retrato del que sabemos cómo se gestó y pintó a través de un artículo del  propio Pérez de Ayala , realizado en el estudio de Sorolla, es de formato vertical  y paleta muy reducida a base de ocres ; el segundo , el Retrato de Ramón Pérez 
de Ayala en el jardín de la casa de Sorolla , al contrario del primero , es de gran riqueza cromática y se pintó en el exterior, en el jardín de la casa del artista. 







Este cuadro lo realizó a petición de Pérez de Ayala, al igual que el retrato inconcluso  de su mujer, Mabel Rick Darkell, que Sorolla pintaba acompañado del matrimonio cuando sufrió el derrame cerebral que le apartó definitivamente de la pintura. 

Mercedes Tamara 
20-abril-2013


Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa

viernes, 19 de abril de 2013

ELENA EN EL PARDO O EN LA ANGORILLA JOAQUIN SOROLLA

ELENA EN EL PARDO O EN LA ANGORILLA 1907
Elena en el Pardo o en La Angorilla
óleo sobre lienzo 82x 106 cm
Colección particular





Sorolla sentía especial debilidad por sus hijas, que tenían caracteres muy diferentes. María , la mayor, era muy pacífica, muy sensata; Elena , la menor, era la alegría de la casa. Este retrato pintado en la primavera de 1907, cuando Elena tenía once años. lo llevó a cabo Sorolla en los montes de El Pardo, en La Angorilla, finca que sus amigos Carlos y Eulalia de Urcola les habían cedido para que María se recuperase  de la enfermedad que había contraído.



Mientras duró la enfermedad de su hija primogénita, Sorolla permaneció cerca de ella, alternando sus estancias en Madrid -en las que aprovechó para pintar en su estudio numerosos retratos- con largos fines de semana con su mujer y sus hijas en El Pardo. En estas jornadas en el campo pintó numerosos paisajes de la sierra y retratos de  sus hijas.



De Elena pintó dos en los que la niña, ajena a la angustia que su familia . vivía con la enfermedad de su hermana, juega con sus muñecas o las pasea, como vemos en  este cuadro, donde la figura de la niña con su cochecito ocupa la mitad izquierda  de lienzo para crear la ilusión de que su paseo con el coche de muñecas se ha detenido solo un momento y continuará. Las figuras se integran en el paisaje de fondo con toda naturalidad , pero al mismo tiempo destacan sobre él gracias al  vestido y tocado de la niña y a la colcha que cubre el cochecito, en esos blancos relucientes que Sorolla interpreta tan bien. De este retrato existe un estudio en una colección particular. También se conserva una fotografía en la que Elena juega con Canelo, el perro de la familia, apareciendo detrás de ella el cochecito de sus muñecas y María tumbada en su camastro , al sol, protegida por una sombrilla, leyendo.



El otro cuadro que pinta en este momento Elena y sus muñecas, es una obra de espectacular modernidad , muy diferente de la que aquí se presenta . De formato vertical , Sorolla pinta a la niña entre sol y sombra, con una factura potente ,de  amplias y valientes pinceladas, manchas puras de luz de sol que se filtra a través de las ramas de unos árboles que se adivinan, hechas a base de brillantes y  relucientes empastes en color arena sobre el suelo teñido de violetas por las  sombras , de notas más blancas en el delantal y zapatos blancos de la niña, y con unos ligeros toques de brillante bermellón en su trajecito rojo. Elena, sentada en una silla de tierra con la pose natural de una niña, sin afectación y sin prestar atención a su padre mientras la pinta, juega con sus muñecas. La figura, de una monumentalidad rotunda, ocupa casi la totalidad del lienzo. La paleta, de nuevo reducida, sobria, en este caso a base de tonos rojos, violetas, ocres, negros y blancos (los magistrales blancos de Sorolla ).



Sorolla conservó Elena en el Pardo hasta que a su muerte lo heredó la retratada. Por deseo de esta estuvo en calidad de depósito en el Museo Sorolla, en el lugar en el que desde siempre lo había visto colgado. A la muerte de Elena pasó a su familia


Mercedes Tamara 
19-abril.2013

Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa


jueves, 18 de abril de 2013

LA ACTRIZ MARIA GUERRERO COMO " LA DAMA BOBA " JOAQUIN SOROLLA

LA ACTRIZ MARIA GUERRERO COMO " LA DAMA BOBA " 1906
La actriz Maria Guerrero, como " La dama boba "
óleo sobre lienzo 131x120,5cm
Madrid, Museo Nacional del Prado

Este retrato , pintado por Sorolla a la que fuera su gran amiga y vecina María Guerrero,es seguramente el mejor y más expresivo testimonio de la verdadera obsesión que le eximía actriz mostró durante toda su vida por su propia imagen , haciéndose retratar desde su infancia por varios de los más famosos pintores de su tiempo. Esta voluntad se vio favorecida ya en el seno familiar por la amistad de su padre, el decorador Ramón Guerrero, con muchos de estos artistas , educando a su hija en un ambiente culto y erudito, que incluía clases de idiomas y declamación. Así, Maria Guerrero creció en un ambiente intelectual y sensible hacía el mundo de la pintura , que estimularía a la actriz su afición por querer inmortalizar su imagen en las distintas  etapas de su trayectoría y en los algunos de los papeles que le dieran mayor renombre en la escena . Así, el malagueño José Vallejo ( 1821-1882 ) y el valenciano Emilio Sala  ( 1850-1910 ) la pintaría todavía siendo una niña y Raimundo de Madrazo la retrató en 1897 en su papel de Doña Inés. Al final de su vida sería retratada además  por otros famosos pintores como Anselmo Miguel Nieto ( 1881-1964 ) Daniel Vázquez Diaz ( 1882-1969 ) o Ricardo Baroja ( 1871-1953 ).

Así, la Guerrero posó para los pinceles de Sorolla en la plenitud de su fama como la más grande actriz española de su tiempo en este soberbio retrato , que la representa  en este caso en el rol de Finea, protagonista de la inmortal comedia La dama bobaescrita por Lope de Vega en 1613, que sería también uno de los papeles emblemáticos en la carrera de la actriz, con el que cosechara legendarios éxitos tanto en España como Argentina.

Nacida en Madrid el 17 de abril de 1867, María Guerrero Torrija, fue alumna de la  egregia actriz Teodora Lamadrid y compartió escenario durante su juventud con los grandes actores españoles Emilio Mario y Ricardo Calvo y los franceses Coquelin y Sara Bernhardt. Casada desde 1896 con el aristócrata y también actor Fernando  Diaz de Mendoza ( 1862-1930 ) con quien formó compañía propia, ambos dieron al teatro español una de sus épocas más gloriosas , estrenando cerca de ciento cincuenta obras a lo largo de toda su carrera, no sólo en España  sino también en Sudamérica . En Madrid , el teatro de la Princesa vivió los mayores triunfos de la actriz, cambiando por ello su nombre años después de su muerte , ocurrida el 28 de febrero de 1928 por el teatro Maria Guerrero que todavía conserva .

El mismo año en que Madrazo pintara a la actriz en su papel de Doña Inés del Tenorio, Sorolla realizó una primera versión del presente retrato, cuando María Guerrero contaba veintinueve años , con un tamaño más reducido  ( 110x 135 cm ) presentándolo entonces en la Exposición Nacional de 1897. Nueve años después el artista lo reharía por completo sobre este primer lienzo, que amplió hasta el formato más cuadrangular que hoy presenta, muy utilizado por Sorolla , en otros retrato de  ese mismo momento. Así, añadió a la tela original sendas bandas horizontales en  su borde inferior y superior, perfectamente visibles en la actualidad, superando con mucho en su deslumbrante calidad pictórica los resultados de la primera versión, conocida a través de la fotografía. En ella, María Guerrero aparecía con rostro serio y más joven, sentada en un sillón frailero, cuyo respaldo asomaba tras su figura,  ante el fondo impreciso de un salón , con paredes de alto zócalo de cuarterones.

Después Sorolla rehizo totalmente el rostro de la actriz como su vistoso traje, ampliando sustancialmente su guardainfante y transformando también el fondo, que ambientó en el interior de una sala en la que aparece sentado su esposo, igualmente caracterizado para la obra en el papel Rufino,profesor de Finea, sosteniendo un libro en las manos . Igualmente, sobrepuso la fecha de 1906 ala anterior de 1897 que figuraba en la inscripción de la esquina superior izquierda, junto al escudo de armas de la actriz.





La recreación de la moda del reinado de Felipe IV en esta caracterización de María Guerrero da una vez más la oportunidad a Sorolla para rendir su particular homenaje a la pintura de Velázquez , haciendo gala de su profunda asimilación de la pintura velazqueña aplicada a su propia maestría pictórica en el despliegue del vestido , de extraordinaria riqueza cromática a base de rosas, carmínes y blancos , que remiten de inmediato al retrato de La infanta doña Margarita del Prado. Así, Sorolla resuelve el traje con una libertad absoluta de trazo, desenvuelto y vibrante , y una jugosidad  de materia asombrosa modernidad que corresponde por lo demás a la etapa más rotunda del maestro valenciano como retratista, logrando captar en el lienzo con una vivacidad palpitante toda la intensidad expresiva del característico rostro de la actriz, que tanta fama diera por su fuerza dramática a esta gran dama del teatro español.

La infanta doña Margarita de Austria ( Velázquez )
óleo sobre lienzo 212x147cm
Museo Nacional del Prado, Madrid




Por otra parte, este retrato viene a suponer el testimonio más elocuente del papel  crucial que desempeñó el Museo del Prado en el descubrimiento y admiración de  Sorolla por la pintura de Velázquez. En este sentido, resultan especialmente elocuentes las propias palabras del artista , que expresan con toda claridad su especial intención puesta en esta obra: " Yo le pedí a María que me dejara hacerle  este retrato, que he pintado para que después vaya al Museo del Prado. Porque es lo que yo digo a María : " Tu deberías entrar en el Museo y conviene que estés pintada por mi y sea ésta una de las obras mías que se queden allí ". No es extraño  pues que Sorolla quisiera destilar en él, lo mejor de su arte, intentando emular al  " maestro entre maestros " con quien, en sus anhelos , quería compartir vecindad  con este retrato en los muros del Prado, deseo que finalmente llegaría a cumplirse. María Guerrero también había llegado a cuajar una gran amistada con Joaquín Sorolla, que se estrechó aún más al convertirse en vecinos  tras construirse éste
su última casa, hoy convertida en Museo Sorolla. Así, la actriz suministraría al 
artista trajes de su vestuario para algunos de sus retratos, según comenta el  
`propio Sorolla en carta a su esposa Clotide

Mercedes Tamara Lempicka
18 -abril-2013










viernes, 12 de abril de 2013

TRIGAL CON CUERVOS VICENT VAN GOGH

TRIGAL CON CUERVOS 1890
Trigal con cuervos
óleo sobre lienzo 51x 105,5 cm
Rijkanmuseum , Vicent van Gogh, Amsterdam





Este cuadro y su pareja Trigal bajo un cielo nublado son los últimos cuadros importantes realizados por Van Gogh antes de suicidarse, y se consideran unánimemente como su testamento espiritual. Trigal con cuervos las pinceladas son desordenadas e irregulares y revelan claramente el modo en que Van Gogh adoptó e interpretó en una clave original y personal la lección antirrealista de Bernard y Gauguin. El espacio pierde su profundidad y queda reducido a dos dimensiones, a la vez que los colores se alejan de la realidad para convertirse en puros elementos espirituales de los cuales el pintor explora los valores emocionales y expresivos.


En el centro de la obra hay un camino que atraviesa el trigal. Se trata de un camino tortuoso y de aspecto poco incitador, que es como el artista veía su propia existencia, llena de soledad y decepciones. Las pinceladas nerviosas, a veces en ángulo recto, resaltan especialmente en el cielo,  que ofrece un aspecto tormentoso y agitado, como si estuviera a punto de estallar una devastadora tempestad. El vuelo de los cuervos negros representa una fúnebre premonición de desgracia y muerte. El artista, que se había identificado muchas veces con el sembrador, el que trabaja la tierra y echa las semillas que darán nuevos frutos, reconoce aquí su irremediable derrota. El 27 de julio, vagando sin rumbo, llegó a estos mismos campos, pero en vez de disparar contra los cuervos dirigió el arma y se suicidó.



Mercedes Tamara 
12-abril-2013


Bibliografía : Van Gogh , Edit Biblioteca El Mundo

jueves, 11 de abril de 2013

GAUGUIN EN MARTINICA

GAUGUIN EN MARTINICA
Paisaje tropical de Martinica, 1887
óleo sobre lienzo 90 x 115 cm
Staatgalerie Moderne Kunst, Munich







La protagonista de los cuadros que pintó Gauguin en Martinica es una naturaleza ubérrima y salvaje , que el pintor admira con estupor y emoción. A pesar de la enfermedad y los problemas económicos, su pintura es particularmente luminosa y llenas de una gozosa vitalidad.




El 10 de abril de 1887 Gauguin zarpó de Francia ( donde no veía ninguna posibilidad de hacer carrera como pintor ) en compañía de su amigo y alumno Charles Laval parairse a " vivir como un salvaje " y trabajar en una isla del golfo de Panamá, Toboga. La conocía de una escala de cuando era marinero, veinte años atrás


Idas y venidas 1887
óleo sobre lienzo 72,6 x 92 cm
Museo Thyssen Bornemitsza





La atención de Gauguin hacía los habitantes de la isla era espontánea y profunda.Los observaba mientras trabajaba en el campo , en los momentos de descanso y durante las fiestas. Estudiaba su forma de vestir y sus costumbres, se fijaba en su forma de hablar, gesticular y mover el cuerpo y se esforzaba por entender mejor  su forma de pensar y no ser considerado extranjero , sino como uno de ellos.




GAUGUIN EN MARTINICA




Gauguin salió de Francia con la esperanza de recibir ayuda de su cuñado Uribe .El 30 de abril, al llegar a Colón , encontró un ambiente hostil , muy distinto al que  había dejado. Por si fuera poco, Laval enfermó de malaria. Decepcionados y sin 
recursos ( hasta el punto que Gauguin tuvo que trabajar de cavador en las obras del canal de Panamá ) , durante la primera semana de junio cubrieron la breve travesía a la isla de la Martinica, desembarcaron en Port-de France y se establecieron en la costa noroeste de la isla cerca de San Pierre.




Por desgracia , en julio también Gauguin contrajo la malaria, con graves manifestaciones disentéricas y hepáticas. A pesar de la pobreza y la enfermedad tuvo la energía física y mental necesaria para realizar una serie de dibujos y pintar una decena de telas, entre ellas las dos versiones de A la orilla del mar ( Colección privada) y Los mangos




Paisaje de Martinica 1887
óleo sobre lienzo 115x 85,5 cm
National Gallery of Scotland , Edimburgo






En este panorama de la bahía de Saint-Pierre desde el pueblo de Le Carbet, el artistaescondió voluntariamente las casas de la capital y pintó el volcán Pelée más macizo de lo que era y más cercano a la costa para dar más fuerza al paisaje, El contraste entre la vegetación y los azules ( oscuro del mar y claro del cielo ) recuerdan algunas vistas costeras pintadas por Cézanne en L¨Estaque.




Gauguin mientras vivió en la Martinica se mantuvo impasible ante las reacciones algo escandalizadas y racistas de los residentes blancos. Gauguin eligió deliberadamente vivir con la población local , a la que representó en muchas escenas especialmente  vivas y espontáneas. En su primera aproximación al primitivismo, y el corte definitivo del cordón umbilical que le ataba a los impresionistas. Desgraciadamente su estado físico no mejoró y en noviembre tuvo que reconocer su derrota y regresar a su país

Mercedes Tamara 
11-abril-2013


Bibliografía : Gauguin , Edit Biblioteca El Mundo
                      Ei Impresionismo, Edic Taschen

viernes, 5 de abril de 2013

EIAHA OBIPA ( NO HACEN NADA ) PAUL GAUGUIN

                                          EIAHA OBIPA ( NO HACEN NADA ) 1896
Eiha ohipa ( no hace nada )
óleo sobre lienzo 65 x75 cm
Moscú, Museo Puskhin






El título de este cuadro puede explicarse simplemente observando los gestos de los protagonistas. La pareja tahitiana no está realizando ninguna actividad . La figura  masculina, caracterizada por la presencia de las flores rojas en los cabellos , tiene  en la mano un cigarrillo encendido. Junto a él , la mujer tiene los ojos entrecerrados y trata de descansar circundada por una atmósfera sosegada y tranquilizadora. Junto a las piernas de ambos reposa también un gato.




Gauguin, al retratar aquí a los dos tahitianos dentro de una cabaña , se inspira quizá en la actitud de dos figuras del templo del Borobudur. El gato dormido está realizando con un asorprendente naturalidad , como ya había hecho con el perro  que aparece en primer plano en Ararera Su postura relajada contribuye a dar una sensación de tranquilidad, reflejando el estado de ánimo del artista en uno de esos raros momentos de paz interior.



Gauguin se sirve del paisaje, una especie de " cuadro dentro del cuadro " que le  ofrece la posibilidad de contraponer la penumbra del interior y la luz y los colores del exterior. Los árboles subrayan el ritmo vertical y la división de toda la composición, animada por la figura oscura del perro, colocada delante de la extensión amarilla de la maleza. Del fondo sale una tercera figura cuyo papel,como ocurre a menudo en los cuadros de Gauguin, no está en absoluto claro: tal vez el propio artista o acaso un personaje de sus sueños.



El motivo de las dos figuras en un interior abierto al paisaje aparece asimismo en el cuadro de 1887 El sueño ( Londres, Courtauld Institute Galleries )


Mercedes Tamara 
5 .04 .2013


Bibliografía: Paul Gauguin Edit Biblioteca El Mundo