Toros en el mar
óleo sobre lienzo 131x190
Colección particular
El grabado, la ilustración gráfica y la fotografía se adelantaron a la pintura en la representación de los tipos y paisajes valencianos y españoles. La imagen de los bueyes que internan las barcas de pesca en el agua o que las remolcan a su regreso para vararlas en la arena se localiza en la fotografía de I. Laurent ( 1870 ) . La casa de "bous " -casa de toros -era el nombre que se designaba a las cuadras que dependían de sociedades de pescadores o donde éstos apilaban las reses. Sin embargo, conviene distinguir entre esta práctica que se reduce a la entrada y salida del mar, y, la llamada " pesca del bou " , polémica captura de arrastre , censurada por su carácter depredador , que en principio nada tiene que ver con los animales de tiro-a exepción del citado acarreo-pero con cuya denominación llegaría a confundirse por utilizar dos embarcaciones que navegan en paralelo-como una yunta- y por dibujar la red extendida unas formas apuntadas semejantes a la cornamenta . Sorolla siempre interesado en perpetuar aquellas escenas que mejor condensan la labor de sus paisanos, convirtió la iconografía de los bueyes en uno de los emblemas de la pintura valenciana fin de siglo y la dio a conocer a todo el mundo.
El motivo se sanciona con la creación de La vuelta de la pesca y sus estudios previos ( 1893-94) Desde esas fechas se suceden a lo largo de los años variaciones de diferente punto de vista, composición, tamaño y momento del día : por ejemplo en 1898, 1899, 1901, 1903, 1904, 1908 y 1916, lo cual es lógico si se repara en su carácter de manifiesto yn el deseo del artista de apurar las posiblidades plásticas que le brindaba un asunto en el que había conseguido en 1895 otro resonante éxito en París.
Siendo Toros en el mar un cuadro de holgadas dimensiones todavía resulta limitado frente al monumental La vuelta de la pesca que hoy guarda el Musée d´Orsay y al que sólo sobrepasa en esta temática Sol de la tarde : pero, aún así, se trata sin duda de una de las versiones más seductoras y de mayor calidad que tiene, además en esta muestra el aliciente de no haber frecuentado el contacto con el público y de no haber ilustrado los textos más documentados de Sorolla. Creemos, por otra parte, que esta pintura debió agradar al propio Sorolla a juzgar por la utilización que hizo del mismo esquema compositivo, al menos en otras dos ocasiones: Ráfaga de viento y La hora del baño . En la primera repite aisladamente la barca por medio de una factura abocetada , lo cual sugiere que podría ser un boceto para Toros en el mar , sin embargo; la fecha claramente anotada junto a la firma, las medidas y las diferencias que se aprecían en la linea del horizonte desmienten la sospecha . En la segunda- sin que esto indique orden de prelación-es prácticamente toda la composición la que se incorpora en el segundo término y comparte protagonismo con los niños situados en la orilla, hasta tal punto que sin su empaque y sin el efecto de contraste que proporciona, esta pintura sería completamente distinta.
En La vuelta de la pesca había presentado Sorolla un momento del día, las primeras horas de la mañana. En el mismo año en que pinta la obra que analizamos , 1903 , concluye también Sol de la tarde ,donde, como expresa el título , es la luz vespertina la que domina el ambiente . No obstante, son asimismo muy curiosas y aleccionadoras de su proceso filoimpresionista las versiones de La vuelta de la pesca , y entre ellas Buena pesca ( 1903 ) cuya comparación con el modelo descubre las diferencias entre una luminosidad más fría y otra mucho más cálida.Con Toros en el mar vuelve al punto de partida, el crepúsculo matutino y sus cercanías. En efecto, la franja horaria elegida coincide con la alborada , lo atestiguan además de las condiciones lumínicas, la mayor quietud del mar , la ausencia de bañistas y la sombra que proyectan los animales , inclinándose hacía la orilla. Pero aquí el tiempo no está tan despejado. Las nubes que se asientan sobre el horizonte dan lugar a una claridad más tenue ymatizada, y desde la parte superior derecha se extiende un velo de tonalidades violáceas cuyos reflejos salpican toda la tela.
El premioso avance de los bueyes de piel de canela , que soportan sobre el testuz a los guías de la maniobra vence la fuerza que oponen al viento y el peso de la barca obligando a pecadores y ayudantes a resistir la tensión de los cabos. Sobre esta experiencia dio una soberbia descripción su amigo Blasco Ibañez en la novela Flor de mayo . Pero si la vuelta de la pesca era en realidad un espectáculo colorista en torno al cual se arremolinaba la gente, la traducción pictórica que elabora Soroya no se queda atrás, pues constituye un auténtico festín para los sentidos que activa de inmediato nuestro recuerdo y conocimiento del medio: el empuje del viento, el eterno movimiento de las olas y sus cambiantes reflejos , el sabor y el olor salobre ...Quizá nunca volvió a pintar un mar argentado con semejante fortuna y
delicadeza.
Mercedes Tamara
24-11-2012
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Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa
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