Antonio García en la playa
óleo sobre lienzo 150 x 150 cm
Madrid, Museo Sorolla
Este espléndido cuadro es el mejor tributo pictórico que Sorolla pudo rendir a su suegro , el fotógrafo Antonio García Peris , figura que tendría una trscendencia fundamental en la vida personal y profesional del artista , que sintió siempre por él un verdadero afecto filial basado en el respeto y la consideración mutuos que permanecieron intactos durante toda su vida.
Así, aunque Sorolla realizó en distintos momentos de su carrera varios retratos de su suegro, con intenciones y planteamientos bien diferentes en cada ocasión ; en este caso rendir homenaje a quien fuera fiel acompañante de sus sesiones de trabajo a la orilla del mar en las playas de Valencia , y al reconocido fotógrafo que, aunque disfrutaba de una bien merecida reputación en su profesión , siempre había albergado inquietudes de pintor , que de algún modo satisfechos con orgullosa admiración en la figura de su yerno.
En efecto, Sorolla quiso plasmar en este lienzo, no un retrato , sino su imagen de caballero burgués , tal y como paseaba con el cuando le hacía compañía en sus jornadas de trabajo en la playa. Así, lo pintaba pulcramente vestido con su ligero traje blanco de verano descansando a la orilla del mar en una mecedora, con las piernas cruzadas y sujetando su bastón en las manos . Sentado a la sombra , para resguardarse de los rigores del húmedo calor estival , posa de perfil, con su cabeza despejada dirigida al frente,hacía donde reposa su mirada serena y contemplativa , colocado su sombrero canotier en la banqueta situada junto a su asiento.
Sorolla observa a su modelo desde un acusado escorzo, al pintarlo de pie desde un punto de vista más alto, según puede verse en las fotografías que muestran al artista en distintos momentos de la ejecución de este retrato. En ellas aparece Antonio García posando para Sorolla a la sombra de un toldo, con la misma actitud e indumentaria que representa la pintura , pero en un entorno de playa completamente despejado , sobre una plataforma de madera para evitar el hundimiento de la mecedora en la arena por el peso y el balanceo.
Sin embargo, Sorolla vuelve de nuevo a modificar la apariencia natural de lo que ven sus ojos a través de su instinto de pintor, teniendo además muy en cuenta en este caso al destinatario del cuadro, su profesión y sus inquietudes artísticas . En efecto, el espacio en el que se desenvuelve Antonio García, tal y como posó para los pinceles de su yerno, se transforma por completo al quedar encuadrada su figura por unos perfiles del suelo y el muro de una caseta de playa , inexistente en el escenario natural en que se sitúa el modelo, pero que Sorolla introduce en su campo de visión para estructura su espacio , marcando así los planos con un recurso claramente fotográfico , aprendido de su suegro y muy del gusto del pintor , que lo ensayaría en su obra con cierta frecuencia , aunque casi siempre en el ámbito reservado de pequeños apuntes de trabajo , a la búsqueda de novedosos efectos espaciales en paisajes al aire libre delimitados por un marco de arquitectura , sugiriendo un espacio interior desde que el espectador contempla en contraluz el paisaje abierto que asoma tras él.
Sorolla convierte el fondo de la playa de este sugerente retrato en un gran tapiz de bandas de luz y color que enmarcan la figura de su suegro, eliminando la linea del horizonte para concentrar toda la intensidad pictórica del cuadro en el juego cromático con el que el pintor analiza las superficies del agua y la arena bañadas por el sol , en contrate con los reflejos azulados del traje del fotógrafo sugeridos por la sombra del toldo invisible , resolviendo todo el lienzo con una factura rápida de una gran fuerza y energía pictóricas, y a la vez, con un trazo seguro y ligero que, lejos de insistir en concentraciones densas de pintura , extiende el óleo por la superficie del lienzo con una enorme fluidez, con la que consigue efectos de texturas y transparencias sutiles, que incluso recuerdan en algunas zonas la técnica de la acuarela, logrando con todo ello el que sin duda puede considerarse el mejor retrato de playa pintado por Sorolla y una de las obras más genuinas y originales del artista en este género.
Mercedes Tamara
15-02-2015
Bibliogafia Joaquin Sorolla , Francico Javier Pérez Royo Museo Nacional del Prado
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