Rocas de Jávea y bote blanco
óleo sobre lienzo 62,8 x 84.7 cm
Madrid, Museo Thyssen Bornemisza
En la campaña que Sorolla desarrolló durante el verano del año 1905 en Jávea, el paisaje tuvo una importancia de primer orden. Tras una breve estancia en Valencia y su vuelta de París , el 12 de julio se hallaba en la localidad alicantina, con verdadera avidez por pintar , según le decía a Pedro Gil : " Ya estamos en el terreno, ya pronto comenzaré mi campaña de verano , estoy ilusionado como un chico. Estamos bien instalados , gozando de un mar tan azul y violento que alegra el alma " . Y agregaba : " Ahora empezaré por hacer paisaje para entrar en voz , y después vendrá lo otro . Es tal el silencio, la paz que hay aquí que , excepción de vosotros , de París solo recuerdo que es una olla de grillos (....) mientras que aquí, aun con tanta miseria , lo que recoge es salud, pues el sol todo lo embellece y purifica ". Casi dos semanas después , el 25 de julio, le participaba : " Llevo pintando varios estudios del mar y de rocas, interesantes de colores y armonías . Hoy salgo de excursión por día y medio para conocer algunos sitios de la costa y del interior , que espero serán estupendos ".
En la amplia producción del artista durante la estancia estival en Jávea, cifrada en treinta y cuatro cuadros y cinco apuntes , tuvieron especial importancia los paisajes de costa, que conocía bien por sus estancias anteriores, allí en 1896, 1898 y 1900 y cuya extraordinaria riqueza de colores le fascinó . Entre las no menos de dieciséis obras con este tema que se conocen es ésta la de mayor calidad. En ella afronta la representación de una cala, observada en picado, de modo que el mar ocupa la mitad de la superficie del lienzo, delimitado por las potentes rocas que se adentran en él , en un dinámico equilibrio de sucesivos entrantes y salientes de recortados perfiles que continúa hasta el cabo de San Antonio.
El pintor se coloca a la sombra, que define en todo el primer término las siluetas de las crestas más altas a su espalda, y muestra un acusado contraste de tonos, mayor que el de otra composición muy pareja, pintada en esta campaña desde el mismo lugar. Consigue la concreción de las rocas al sol mediante pinceladas anchas y empastadas, no muy largas, cuyas redondeces son visibles . Las más
próximas se colorean en delicados rosas y malvas , pero al artista le interesaron sobre todo las partes anaranjadas de la roca del segundo término, cuyos reflejos en el mar, de intenso azul, le ofrecieron la ocasión de conseguir un exaltado contraste de complementarios y perfecto equilibrio.
Las variaciones en el cromatismo del mar , debidas a su diferente profundidad, muestran una gradación desde el verde claro de la orilla a la izquierda hasta el azul ultramar muy intenso del horizonte. La pincelada independiente y libre, en una ejecución directa y muy rápida del natural, en una sola sesión se aprecia bien en la celeridad del toque en la parte superior que deja al descubierto la imprimación industrial blanca de la tela, lo mismo que en el ángulo inferior derecho, apenas cubierto por trazos, aquí más desleídos. También en torno al bote, presencia mínima y solitaria que indica que indica la condición habitada del lugar y su dedicación marinera son bien visibles , la trama y las urdimbres del lienzo, además de las pocas pinceladas que, con resolución y acierto , lo definen entre la luz y la sombra.
Bibliografia :Obras Maestras Blanca Sorolla, Edic El Viso
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Una de las pinturas marítimas más logradas
ResponderEliminarde Joaquín Sorolla que tuve la suerte de ver
en Caixa Forum de Barcelona expuesta la semana
pasada Los contrastes de colores que tiene el
mar y las crestas de la rocas con varias
toques de pintura rápidas y empastadas
son un prodigio de belleza y perfección