jueves, 25 de julio de 2013

MARIA VESTIDA DE LABRADORA VALENCIANA 1906
María vestida de labradora valenciana
óleo sobre lienzo 189 x 95 cm
Colección particular




 Cuando Sorolla firma este cuadro, la fecha con toda precisión el 3 de junio de 1906 .Este mismo día escribe una carta a un amigo íntimo Pedro Gil de Mora , en la que dice  " Estoy trabajando aún en una sensación de luz para mi exposición " Estas escuetas palabras, son la mejor definición de las intenciones de Sorolla a la hora de realizar con ejercicios fastuosos de luz y color , que tiene de nuevo como protagonista a su hija mayor : ataviada con el vistoso traje típico de las fiestas de las labradoras valencianas , atuendo que tenía lógicamente para el artista un atractivo especial por su pintoresquismo  colorista y por el valor evocador de su tierra natal

 Con él había retratado a María por esos mismos meses en cuadro en  Grupas valencianas ,acompañada por su hermano Joaquin : fórmula que repetiría con una visión mucho más espectacular en el lienzo que representa a Elena y Maria , hijos del pintor a caballo, con trajes valencianos antiguos ,pintado dos años después , en el que su hija menor viste el traje masculino.


Grupa valenciana 1906
óleo sobre lienzo 200 x 185 cm
Museo de Bellas Artes Valencia


En este caso la figura frágil y delicada de su protagonista , que en tantas ocasiones sirviera de modelo para su padre en una mera excusa argumental que sirve a Sorolla para el despliegue en toda la superficie del lienzo el triunfo gozoso y exhuberante de la pura pintura , una sensación de luz que envuelve su figura esbelta de adolescente ,en la frondosidad de su jardín, convertido por los pinceles del artista en una explosión vehemente y deslumbradoras de manchas puras de luz y color que se extienden como teselas de un mosaíco, fundiéndose con el propio estampado del  espectacular traje que luce Maria, que posa aquí para su padre a sus dieciseis años. Sorolla sitúa su elegante figura ligeramente ladeada , con el brazo izquierdo en jarra, mientras asoma tras la falda el abanico que lleva en la otra mano, volviendo su rostro serio e introvertido al espectador.

Posa a la sombra de un árbol, no visible en el cuadro , pero cuyo ramaje se adivina al dejar paso los rayos del sol, que salpican de fogonazos de luz el rico estampado de su traje ,deshaciendo sus contornos hasta fundirlos en la orgía multicolor de la frondosa vegetación . Lejos de ser un mero telón de fondo para el retrato de su hija,Sorolla desplaza a un lado la figura de Maria para hacer principal protagonista del cuadro la impresión de la luz sobre el colorido de las plantas y del jardín en el que Sorolla sublima la esencia más pura de los planteamientos fauvistas- con una audacia que sólo tiene parangón en España con la escuela catalana de esos años-para convertirla sencillamente en la expresión absoluta de la pura pintura .

Así la técnica cuidada y atenta que define los rasgos delicados del rostro de María-reflejando de modo exquisito la claridad del vestido en su rostro ensombrecido -deja suelta la mano del artista en los toques menudos y nerviosos que constituyen la falda de su traje , con un trazo chispeante y fogoso que se vuelve ya mucho más amplio y deshecho en el fondo del jardín , componiendo con todos estos toques de pincel que inundan completamente la tela, una verdadera sinfonía armónica y pletórica, rebosante de la " sensación de luz " que Sorolla perseguía al pintarla.

En este cuadro soberbio resume quizás como ningún otro de sus retratos el sentimiento apasionante y desbordante de la pintura en los pinceles de Sorolla que efectivamente lo presentó en su exposición personal de la galeria Georges Petit de Paris

Mercedes Tamara Lempicka 

25 -julio -2013

1 comentario:

  1. En esta pintura Sorolla parece que hace magía al integrar las pinceladas del bello traje valenciana con la frondosa vegetación Y es que Sorolla , capta la luz y los colores como ningún otro pintor

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