viernes, 28 de marzo de 2014

AUTORRETRATO JOAQUIN SOROLLA


AUTORRETRATO 1909
Autorretrato
óleo sobre lienzo 70 x 50,5 cm
Museo Sorolla, Madrid






En este lienzo vuelve a utilizar el formato apaisado , del que tanto gustó para retratar a amigos y familiares , en una fórmula nada académica en la que el representado se mueve por la escena con gran naturalidad.





El retratado se encuentra mucho más cercano al espectador que en otras ocasiones, mirándole fijamente a los ojos, con el rostro volteado y en giro de tres cuartos a la izquierda. El busto, siguiendo la tradición de los retratistas renacentistas , parece apoyado en un marco -ilusión de arquitectura -en el que el artista aprovecha para escribir unas palabras : " A mi Clotilde (.... ) su Joaquín " Esta pequeña frase define -tanto o más que los rasgos físicos o psicológicos representados -su propia personalidad y lo que el pintor considera como el meollo de su vida: el amor por su querida esposa y familia.


Esta vez aparece tocado con sombrero- que le otorga verdadero carácter -y empujando directamente la paleta de pintor, que parece mostrar al espectador en señal de identificación. Concentra toda la intensidad expresiva en el rostro y en los penetrantes ojos que parecen interrogarnos con una mirada desafiante.


El busto se encuentra desplazado hacía el lado derecho con lo que consigue que, tras él , emerja un fondo de habitación apenas esbozado . Esta colocación deliberada del personaje, al tiempo que la fragmentación del dibujo, el uso de grandes áreas de sombra oscuras, la vigorosa y fácil pincelada , el poder incomparable para retratar el carácter y la expresión , aunque le lleven a crear un cuadro totalmente moderno, tienen también el poder de evocarnos la pintura clásica de su " maestro " Velázquez.








Autorretrato 1912
óleo sobre lienzo 50,5 x 59,5 cm
Colección particular




El punto de vista es bajo , lo que contribuye a monumentalizar la figura y a su vez nos permite atisbar- en una perspectiva extraña y exagerada que tiene la capacidad de producir un efecto de espacio mayor y más profundo, siguiendo las fórmulas de Velázquez- el suelo de la estancia . Este-cortado por una pared de frágiles reflejos-parece avanzar hacía una esquina muerta en el fondo - espacio ambiguo para el que utiliza un color oscuro- que contribuye a enmarcar , aún más, el temperamental rostro.

De una libertad técnica sorprendente, el artista es capaz de sacar el máximo provecho de las calidades matéricas de la pintura , en un alarde de gran modernidad. La pincelada velazqueña, presente en sus primeras obras, evoluciona hacía un trazo más suelto y seguro, creando, a medida que madura, retratos de carácter más libre y personal , cuya cualidad dominante es lo " vital " al eliminar toda banalidad y accesorios .

Utiliza una imprimación oscura ; aprovecha la tela intencionadamente manchada en una tonalidad neutra para que, unas veces apenas cubierta de pintura casi líquida y otras a base de empastes -nerviosos y abiertos- complete, en nuestra mente, lo que el pintor insinúa- casi con la misma fluidez y soltura que la acuarela


Mercedes Tamara
28-03´-2014



Bibliografía : Sorolla, Begoña Torres González , Edic Libsa

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